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LOS RIESGOS DE LA INGENIERIA GENETICA

La 'Tecnocracia', es decir, el sistema de gobierno a cargo de los tecnócratas, propuesto como ideal por las 'nuevas elites' económicas del Capitalismo Global, plantea un conflicto que sólo se puede resolver remplazando la gobernabilidad política por la eficacia económica.

Mas, ¿quién garantiza que el análisis científico de la realidad económica a cargo de las 'nuevas elites' sea correcto? Y suponiendo que lo es, ¿quién garantiza que, al momento de la acción, no se cometen errores de corrupción equivalentes a los de los políticos?

Desde luego, la aplicación pura y simple de métodos de análisis científico de la realidad, sean o no marxistas, sin considerar esas realidades inevitables en las conductas humanas que son 'el bien y el mal' y 'la verdad y el error', tienden a conducir inevitablemente al totalitarismo, como ha ocurrido dondequiera se imponen los amantes del poder.

Así, pues, el método no hace el resultado; éste es el fruto del entendimiento correcto de la realidad, ciertamente económica, pero también social, cultural y política, unido a la claridad intelectual y al buen criterio de quienes lo implementan.

Veamos un ejemplo actualmente en marcha en todo el mundo que puede ilustrar un mejor entendimiento al respecto.

Un problema mayor, sobre el que la humanidad ha alcanzado plena conciencia, es la tragedia del hambre que extermina a millones y millones de seres humanos sin que haya sido posible superar las dificultades que implica su solución ni las limitaciones de las naciones interesadas en implementarla.

Las 'nuevas elites' globalistas, en cambio, presumen de disponer de una fórmula extraordinariamente efectiva: la masificación de la producción alimenticia basada en la "ingeniería genética", tema cuya complejidad, magnitud e importancia puede ser ilustrada con un ejemplo reciente.

La multinacional farmacéutica alemana 'Bayer', cuya imagen global está asociada a ese remedio pequeñito y casero que es la 'aspirina', compró recientemente en 66 mil millones de dólares la multinacional estadounidense 'Monsanto', cuyo propósito es la aplicación de la 'ingeniería genética' –es decir, la tecnología científica que hace posible modificar la estructura molecular (ADN) de los organismos vivos, combinándolos entre sí para crear moléculas artificialesa la producción de alimentos a fin de mejorar su apariencia, al gusto de los consumidores, y de incrementar masivamente los volúmenes de producción.

Pues bien, si la distribución de tales alimentos se realizase bajo el control de las corporaciones multinacionales, como es su deseo, tendríamos que la solución del hambre en el mundo estaría en una senda de solución realmente eficiente.

Sin embargo, aquí nos encontramos con actitudes personales que no difieren mucho de las prácticas políticas al interior de los países. De hecho, los científicos no logran ponerse de acuerdo, por falta de pruebas definitivas, sobre los riesgos imprevisibles de la ingeniería genética, que implica, en sí misma, la alteración de la naturaleza de los productos que manipulan y, consecuentemente, sobre los gravísimos daños que pudiese generar su consumo en la salubridad pública y en el desarrollo de la vida humana.

Pues bien, no obstante existir acuerdos sobre riesgos específicos de este proyecto, se ha llegado al extremo de desecharlos en razón de lo que se ha llamado "la politización de la ciencia", debido a que, entre los científicos, al igual que entre los políticos, existen quienes sobreponen su interés personal a la responsabilidad de ser fieles a la objetividad de las verdades establecidas científicamente.

Es decir, aquí nos encontramos una vez más con el eterno problema de la corrupción humana dominada por la conveniencia individual de la eficacia económica, así como por las ventajas de su proyección en la política.

 

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